Los mosquitos son insectos cuyas hembras ingieren sangre durante las picaduras a los humanos, con la finalidad de disponer así de una fuente de energía para producir y madurar sus huevos.
¿A qué sabe tu sangre?
Aunque estos insectos son conocidos principalmente por las lesiones que causan en la piel, no todas las personas suelen ser víctimas de sus picaduras con la misma intensidad o frecuencia. Algunos individuos reciben decenas de picaduras, mientras que otros parecen ser totalmente inmunes a ellas, incluso ante una exposición muy elevada a estos insectos.
Una explicación, nada científica, aunque muy común entre el gran público, afirma que estos insectos perciben el sabor de la sangre y solo pican a las personas con sangre dulce. Esta afirmación es del todo falsa ya que existe un motivo mucho más razonable para explicar la frecuencia de las picadas.
La respuesta está en la piel
La explicación tiene que ver más con la cantidad y/o calidad de las bacterias que todos los seres humanos tienen alojadas en la piel, la denominada flora bacteriana cutánea. Esta situación no es algo anormal, sino todo lo contario. Es algo natural y beneficioso. No obstante, algunas personas tienen una mayor concentración y diversidad de esas bacterias en su tegumento cutáneo.
Dichas bacterias se nutren de diversas sustancias, como componentes del sudor y restos de células cutáneas, cuyo metabolismo, a su vez, produce elementos que emiten olores. Son justamente estos olores los que atraen a los mosquitos, propician la picadura y hacen que algunas personas estén más expuestas a sus picadas que otras.
La variabilidad de la colonización bacteriana entre los diversos individuos depende de factores como su lugar de residencia, los productos cosméticos que utiliza y otros factores desconocidos o propios de cada uno. Estas picaduras también son consecuencia del mantenimiento y cuidado que el ser humano le da a su piel.