Entre las principales enfermedades en la Edad Media destacan la tuberculosis, disentería, la lepra y el sudor inglés, entre otros. La pobreza repercutió en la salud en la Edad Media, debido a que las personas vivían en condiciones insalubres y por eso eran más propensas a contraer enfermedades.
Plagas de la Edad Media: peste negra o bubónica
La peste negra o peste bubónica es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Yersinia pestis, la cual se encuentra en las pulgas que tienen los roedores. Si alguien se pregunta en que siglo ocurrió la peste negra, hay que señalar que se extendió desde Asia, hasta Europa, a mediados del siglo XIV.
Esta enfermedad afectaba el sistema linfático, generando hinchazón y decoloración de las zonas donde se ubican los ganglios linfáticos, que son conocidos como bubones. También causaba problemas en los pulmones, presentando síntomas de neumonía y septicemia. Los principales síntomas eran fiebre, tos con sangre, manchas negras en la piel y aparición de bubones en la piel, entre otros. Era una patología muy dolorosa y contagiosa.
Esta terrible enfermedad acabó con la vida de muchas personas y afectaba por igual a hombres y mujeres. Cuando se habla sobre como se curaba la peste negra o como se curó la peste negra en la Edad Media, es importante mencionar que en esa época no había cura para la patología y por eso ocurrieron tantas muertes. Las personas recurrían al uso de la cal viva, el fuego y un mejor saneamiento de las áreas comunes.
Pero, ¿cuál fue la cura de la peste negra finalmente? La respuesta es que no fue sino hasta el año 1897, cuando el bacteriólogo Waldemar Haffkine creo la vacuna contra la peste, luego de haber estado trabajando arduamente durante tres meses en Bombay, para lograr el resultado final.
Epidemias de la Edad Media: tuberculosis
Durante la Edad Media, la tuberculosis también fue conocida como tisis, peste blanca y mal del rey. Los síntomas de esta enfermedad eran tos con sangre, dolor en el pecho, fiebre y debilidad, entre otros. Esta patología también afectaba los ganglios linfáticos. La tuberculosis era ocasionada por la bacteria M. Tuberculosis y ha sido considerada como una de las enfermedades infecciosas más antiguas de la historia.
Se dice que, en la antigüedad, la tisis afectaba principalmente a las personas de bajos recursos, quienes no contaban con las mejores condiciones de higiene en sus hogares y por eso motivo contraían la tuberculosis. Por otra parte, es importante destacar que en la Edad Media se pensaba que la realeza podía curar la enfermedad.
En el siglo XI, los reyes Eduardo de Inglaterra y Felipe I de Francia, llevaban a cabo ceremonias en donde las personas que tenían los ganglios linfáticos inflamados, hacían largas colas para recibir el toque de los monarcas y así poder librarse de la enfermedad. Además, les entregaban amuletos de monedas de oro.
A los pacientes les aplicaban baños calientes, purgantes y cuando la persona se encontraba en la etapa final de la enfermedad, se le administraba algunas sustancias para el dolor. Pero como no había avance de la medicina, no existían mayores opciones para tratar esta patología y por eso muchos ciudadanos se complicaban y fallecían. Esta enfermedad contagió a muchas personas, porque no se contaban con las medidas de prevención que existen en la actualidad.
Enfermedades en la Edad Media: neumonía
La neumonía es una enfermedad que fue muy común durante la Edad Media, y solía ser confundida con la pleuresía, debido a que tenía síntomas similares. Una vez que los antepasados pudieron diferenciar una enfermedad de la otra, determinaron que los principales síntomas de la neumonía era fiebre, dolor en el pecho, tos con sangre y dificultad para respirar, entre otros.
Además, había pacientes que también presentaban enrojecimiento en la piel y tenían dificultad al momento de acostarse en sus camas a descansar. También se determinó que la neumonía podía desencadenar la pleuresía. Galeno, un médico del Imperio Romano, ayudó a estudiar esta enfermedad y señaló que esta infección respiratoria generaba un dolor fuerte en el costado y respiraciones rápidas y cortas.
Otra complicación que surgió en la época fue que con la aparición de la peste era complicado identificar si la enfermedad que padecía una persona era neumonía o peste, porque también tenían síntomas parecidos. Las dos patologías eran consideradas como muy peligrosas y contagiosas.
Desafortunadamente, la neumonía, como la mayoría de las enfermedades que se presentaron en la antigüedad, no tenía un tratamiento específico. Los pacientes eran tratados con baños para disminuir la fiebre, se les daba brebaje para mejorar la tos, pero no había forma de reducir la infección, debido a que no se contaban con los antibióticos, que son los que logran acabar por completo con la bacteria que causa la patología respiratoria. La falta de un tratamiento adecuado fue lo que generó muchas muertes.
Enfermedades medievales: disentería
La disentería, también denominada como el flujo o flujo de sangre, fue una enfermedad bastante frecuente durante la Edad Media. Las personas que habitaban en pueblos, ciudades, monasterios y los soldados, eran los más propensos a contraerla.
Esta patología es descrita como un trastorno inflamatorio del intestino que es ocasionado por las bacterias o parásitos que se encuentran en los alimentos contaminados y el agua, generando diarrea con sangre, vomito, cefalea, dolor abdominal, deshidratación y fiebre, entre otros.
En la antigüedad, se supo del caso de un hombre que enfermó de disentería y le dijo a su médico que había tomado agua de una cisterna de piedra. El galeno le recomendó que no continuara consumiendo el vital líquido de ese lugar, porque probablemente el agua calcinada era la que le ocasionó la enfermedad. A pesar de que el paciente mejoró, esa no era la verdadera causa.
En la Edad Media, casi nadie estaba a salvo de no contraer disentería. Los médicos solo recetaban beber mucho líquido, reposar y consumir yema de huevo para aliviar los cólicos. Sin embargo, la higiene era muy importante para evitar la propagación y allí era donde se encontraba el mayor problema. Las personas no tenían medidas adecuadas y se contagiaban rápidamente. Hubo individuos que llegaron a perder la vida a causa de la disentería, como no se podía controlar la infección, se deshidrataban hasta el punto de fallecer.
Enfermedades antiguas que causaban la muerte: sudor inglés
El sudor inglés fue una enfermedad mortal que se cobró la vida de miles de personas en Europa durante la Edad Media. Los primeros casos aparecieron en septiembre de 1485 y durante 60 años, diversos brotes afectaron a los habitantes de países como Inglaterra, Suecia, Dinamarca y Polonia, entre otros.
Los síntomas de esta dolencia eran similares a los de una gripe. El paciente presentaba fiebre alta, cansancio extremo, dificultades respiratorias, alucinaciones y sudor excesivo, que era el signo más relevante para diagnosticar la enfermedad. La evolución era muy rápida, hubo personas que en menos de 24 horas entraron en coma y luego murieron, mientras que otros, de alguna forma, lograban salvarse y quedaban inmunizados.
El sudor inglés tenía una característica particular, a diferencia de otras enfermedades medievales, atacaba principalmente a hombres jóvenes de estratos sociales altos. Durante el primer brote fallecieron al menos 15 mil personas en Londres, y esto provocó la huida de profesores y estudiantes de la prestigiosa Universidad de Oxford, por miedo al contagio. La coronación de Enrique VII también fue suspendida por la misma causa.
Los tratamientos aplicados para el sudor inglés incluyen las sangrías para eliminar la infección, medicinas a bases de hierbas, también se recomendaba el consumo de mucha agua, para contrarrestar el líquido perdido en los sudores. Como no había cura, se tomaban medidas preventivas como, el aislamiento de los enfermos, el uso de tapabocas, quemar las ropas del infectado y enterrar los cuerpos de forma inmediata.
Enfermedades antiguas de la piel: lepra
La lepra es una de las enfermedades más antiguas que existen. Se registró por primera vez en Europa en el siglo III, pero tuvo su mayor auge en la Edad Media, entre los siglos VIII y XIV.
Esta patología es causada por una bacteria llamada Mycobacterium leprae, que provoca lesiones severas en la piel y también daña los nervios, las mucosas, los ojos y los testículos de la persona infectada. La evolución de la lepra es bastante lenta, y los síntomas pueden tardar años en aparecer.
En la Edad Media existía un enorme rechazó hacia los leprosos, por el miedo al contagio. Los enfermos eran expulsados de las zonas urbanas y se les obligaba a vivir en sitios aislados, en donde había hospitales dedicados exclusivamente al cuidado de los leprosos. A estos sitios se les llamaba leproserías.
Entre los cuidados y tratamientos que se brindaban a los pacientes, estaban las sangrías, los rezos, también se les daban bebedizos hechos con hierbas, ortigas y sal. Igualmente, se le aplicaban varios ungüentos a base de mercurio en las lesiones.
La lepra se convirtió en una patología muy temida durante siglos, por lo que también es considerada como una de las enfermedades de la Edad Moderna más peligrosas. Por suerte, en la actualidad existen medicamentos efectivos para tratar este padecimiento, pero el estigma que viene con ella sigue vigente.
Enfermedades de la Edad Media: sífilis
La sífilis fue una enfermedad que afectó a un gran número de personas en la Edad Media. Se cree que llegó a Europa traída por los españoles desde América en el siglo XV. De acuerdo a diversos historiadores, durante el sitio de Nápoles los soldados españoles contagiaron a las prostitutas de la ciudad y estas a su vez transmitieron la enfermedad a los militares franceses. Tras la llegada a Francia, la sífilis se expandió rápidamente por Europa
Los síntomas de la sífilis variaban dependiendo de la fase en la que se hallase la enfermedad. En la primera etapa aparecían las lesiones en los genitales. Semanas más tarde, surgían las erupciones en la piel, acompañadas de fiebre, ganglios inflamados, dolor de cabeza, entre otros. La tercera y última etapa, podía tardar años en presentarse, y en esta había síntomas más graves, que incluso podían llevar a la muerte, como ceguera, demencia y lesiones cerebrales.
La sífilis también era transmita por las mujeres embarazadas a sus bebes, quienes nacían con esta terrible patología. Esta fue una de las razones por las se dijo que Dios había enviado esta enfermedad como castigo divino, para los pecadores. Los tratamientos eran poco efectivos e incluían la administración de mercurio por vía oral, a través de fricciones en las zonas afectadas o por inhalación de vapores.
Viruela
La viruela llegó al sur de Europa en el siglo VIII de la mano de los conquistadores árabes y pronto se extendió por todo el continente, convirtiéndose en una de las enfermedades más temidas de la Edad Media.
Esta patología es producida por el Variola virus y entre sus síntomas se encuentran fiebre, vómitos, llagas en la boca y erupciones en la piel. Estas últimas se convierten en desagradables protuberancias al cabo de unos días. Luego, pasan a ser pústulas y finalmente costras que se caen y dejan unas horrendas cicatrices en la piel.
La viruela se transmite mediante el contacto directo con personas infectadas u objetos contaminados. Los tratamientos durante la Edad Media incluían la vaporización y drenado de las lesiones, también se frotaban con algunos medicamentos a base de hierbas.
La viruela acabó con la vida de millones de personas durante la Edad Media y los siglos posteriores, hasta que finalmente se descubrió la vacuna en el siglo XIX. La enfermedad fue erradicada de manera definitiva en 1980.
Salud en la Edad Media
La medicina en la Edad Media era bastante primitiva, existían muchas limitaciones, debido a que no se contaban con los avances tecnológicos, ni con el conocimiento de los sistemas de salud modernos. Los problemas sociales en la Edad Media, como la pobreza y la división de las clases, también repercutían de manera negativa en este punto, debido a que eran pocos los que podían tener acceso a la salud. A continuación, se detallan algunos aspectos relacionados con este tema.
Cuidado de la salud en la Edad Media
La medicina medieval se basaba en una mezcla entre las creencias religiosas y el estudio científico. Sin embargo, los dogmas de la Iglesia Católica prevalecían ante todo lo demás. Debido a esto, la mayoría de las personas esperaban la cura milagrosa de sus enfermedades y acudían a médicos, que eran más parecidos a curanderos.
La muerte en la antigüedad era un tema que estaba muy presente en la sociedad, la esperanza de vida era más corta que en la actualidad, y la medicina se centraba en tratar las patologías y no en curarlas. Para ello, se utilizaban frecuentemente plantas con propiedades medicinales, también se practicaban sangrías, para extraer el mal del cuerpo.
En la Edad Media no había muchos hospitales, los que existían eran administrados por la Iglesia y su función principal era servir de refugio para los enfermos y los pobres. Con el paso del tiempo, comenzaron a practicarse cirugías y el estudio del cuerpo humano se volvió un tema más serio en las universidades.
Entre las consecuencias de la Edad Media, se destaca el hecho de que todas estas experiencias sirvieron de base para que, en el Renacimiento, los avances médicos se dieran de forma más rápida. Se habían roto muchos tabúes y la gran mortandad de pandemias, como la peste negra, habían hecho que la gente buscase respuestas en la ciencia.
Historia de la medicina en la Edad Media: los doctores medievales
En la Edad Media había pocos médicos, usualmente eran hombres que habían estudiado en la Universidad, y que, por sus conocimientos, eran muy respetados dentro de la sociedad. Los doctores de la antigüedad tenían buenos sueldos, muchos tenían sus propias tierras y hasta vasallos. El prestigio venía de la mano con la profesión.
No obstante, en tiempos de pandemias, la responsabilidad de los médicos con sus pacientes no era la mejor. Muchos huían de las ciudades, en las que morían miles de personas cada día. No tenían ningún tipo de remordimiento ni ética con los enfermos, lo primordial para ellos era salvar sus vidas. Esto se debía, a que tampoco tenía ninguna responsabilidad legal que los obligara a quedarse a tratar a los pacientes. Sin embargo, es importante destacar que no todos se comportaban de esta manera.
Reyes: Edad Media y las enfermedades de la época
Algunos de los monarcas de la Edad Media fallecieron a causa de enfermedades como la peste negra y tuberculosis. Uno de ellos fue Alfonso III, quien era conocido como “el liberal”. Este rey, quien tenía 37 años, contrajo la peste negra mientras se encontraba en los preparativos para su boda.
Por otra parte, se tienen el caso del monarca Alfonso XI, quien a los 38 años le salió una protuberancia en una de sus piernas y comenzó a tener fiebre y malestares que resultaron ser la peste negra, que había invadido a su organismo. Al igual que Alfonso, Felipe el hermoso, tampoco pudo escapar de la peste negra y falleció. Asimismo, destaca la historia de Sancho IV de Castilla y Enrique III, quienes contrajeron tuberculosis y no pudieron recuperarse de la terrible enfermedad.
Otras curiosidades de la Edad Media relacionadas con la salud
Entre los datos curiosos de las enfermedades en la Edad Media destaca que, en muchas ocasiones, las personas eran tratadas por curanderos, debido a que no existían los conocimientos de la ciencia actual y era la única manera de aliviar el malestar causado por las patologías.
Por otra parte, se puede decir que la medicina en la antigüedad era relacionada con los poderes de la magia y por eso, se recetaban unos tratamientos que hoy en día pueden ser considerados como atroces.
En la Edad Media también se pensaba que los reyes tenían el poder de hacer milagros con sus manos y que, con solo tocar a una persona, la podía curar por completo. Desafortunadamente, esta práctica les traía problemas, porque se contagiaban de las enfermedades.
La medicina medieval consideraba que el dolor de cabeza era causado por la exposición a la humedad, calor y viento. Además de que también se asociaba con algún problema en el cerebro. El dolor de cabeza tenía 12 variantes.
Para finalizar, hay que destacar que las enfermedades en la Edad Media fueron las causantes de la muerte de millones de personas. La salud en la Edad Media era primitiva y por eso no se podían tratar las patologías de la manera correcta.