Aunque el parto es algo natural en las mujeres, puede llegar a causar mucho temor en algunas, sobre todo en las primerizas. Es normal escuchar relatos de “lo mucho que duele” dar a luz, y otras historias sensacionalistas que solo generan temor en las futuras madres.
El miedo al parto incluye varios factores: temor al dolor, a lo desconocido, a las complicaciones que puedan surgir, a que el bebé no nazca sano y a no ser una buena madre. Esto es perfectamente común, pero cuando produce un terror extremo quiere decir que se está sufriendo una fobia llamada tocofobia.
No tiene nada que ver el amor hacia el bebé con este miedo, que es algo irracional. Es un temor patológico a dar a luz, que debe ser atendido para el bienestar de la madre y el bebé.
Conociendo la tocofobia
Esta fobia es muy legítima y hay muchas mujeres alrededor del mundo que la sufren. Existen dos tipos de tocofobia: primaria, cuando son madres primerizas; y secundaria, cuando la mujer ha experimentado más partos.
La tocofobia primaria pueden desencadenarla varios agentes. Si la mujer ha sido víctima de abusos sexuales, tiene traumas infantiles o si padece depresión durante el embarazo puede sufrir esta fobia. Aunque, a veces, se origina sin ningún motivo de peso aparente.
Hay mujeres que toman anticonceptivos indiscriminadamente para prevenir embarazos y que incluso solicitan una cesárea, aunque no sea necesaria, solo por el temor a parir.
La secundaria la ocasionan experiencias previas traumáticas. Las madres con este tipo de tocofobia pueden llegar a padecer más vómitos y mareos de los habituales durante el embarazo.
Consejos para vencer el temor al parto
Hay que tener en cuenta que cada persona tiene un nivel de tolerancia al dolor, algunas en mayor y otras en menor proporción. La epidural se aplica cuando la parturienta ha dilatado 2 o 3 centímetros y tarda de 15 a 20 minutos en hacer efecto. Y si el bebé no llora al nacer, no quiere decir que algo vaya mal.
Para vencer el miedo al parto puedes realizar cursos de preparación para aprender a relajarte y respirar. También debes preguntar todas las dudas a tu médico de cabecera o matrona, no obsesionarte con historias de otras madres y buscar apoyo en tu pareja o familiares.