Un estudio realizado por científicos del Centro Médico Universitario de Radboud, en Holanda, ha conseguido demostrar que el azul de metileno, un tipo de tinte que se utiliza en los laboratorios, es un efectivo medicamento antimalárico que consigue matar a sus parásitos a un ritmo sin precedentes.
Los especialistas determinaron que, una vez aplicado el tratamiento, los pacientes se curaron después de 2 días y ya no transmitían el parásito en el caso de ser picados de nuevo. Es decir, te curas y no hay forma de que propagues la malaria. El hallazgo se realizó a través de un proyecto llevado a cabo en Mali.
Uno de los obstáculos para contrarrestar la enfermedad es que los parásitos de la malaria son cada vez más resistentes a los medicamentos antipalúdicos, por lo que este descubrimiento se ha considerado como muy importante por la comunidad científica internacional. Los resultados del estudio han sido publicados en The Lancet Infectious Diseases.
Un punto débil de los medicamentos empleados actualmente es que no son efectivos para minimizar la propagación de la enfermedad, pues los parásitos permanecen en la sangre, lo que propicia que otros mosquitos se infecten si se alimentan del paciente.
Terapia combinada
La aplicación del tinte no se efectuó sola, fue incluida en la terapia combinada basada en la artemisinina, lo que generó que en 48 horas los pacientes no infectaran a otros mosquitos.
El equipo de trabajo fue liderado por el doctor Teun Bousema, que aseguró que el azul de metileno es muy prometedor, ya que la propagación de la enfermedad se puede prevenir en muy poco tiempo.
Además, Bousema explicó que el colorante es seguro y que los pacientes lo toleraron bien. Sin embargo, la aplicación tiene un efecto secundario que puede resultar incómodo: la orina se vuelve azul brillante.
Los científicos ya buscan la forma de resolver este inconveniente, que podría generar que personas como tú no lo usen por un efecto psicológico.
Según la información de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la malaria es responsable de unas 430.000 muertes cada año, y el 90% se producen en África. La prevención se basa en el uso de mosquiteros, medicamentos y los insecticidas.