Alzheimer y demencia senil: ¿son diferentes?

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Las enfermedades neurológicas en las personas mayores siguen siendo un misterio, pese a los avances de la ciencia. En la mayoría de los casos no se conocen bien las causas que las desencadenan, tampoco tienen cura y son degenerativas. No obstante, hay recomendaciones para detectarlas a tiempo y procurar una mejor calidad de vida a quienes las padecen.

Entre las enfermedades que más afectan a las personas de edad avanzada están el Alzheimer y la demencia senil. Ambas patologías suelen confundirse y se habla de ellas como si fueran sinónimos, pero la verdad es que son muy diferentes.

El Alzheimer es agresivo y muy degenerativo

El Alzheimer es una enfermedad degenerativa que puede aparecer desde edades tempranas. El Alzheimer es más agresivo y causa una mayor degeneración que la demencia senil. Incluso, en los casos más severos, puede llevar a la muerte del paciente en poco tiempo. Se la considera un tipo de demencia senil de causas desconocidas.

La supervivencia al Alzheimer es de solo 10 años. Después de que aparece, la persona se va consumiendo a causa de la enfermedad, para la cual aún no existe tratamiento ni cura.

El paciente olvida caras, personas, repite las mismas preguntas, no reconoce quién es ni a sus familiares. El individuo permanece confundido, se muestra incapaz de recordar y va empeorando progresivamente. Se descuida en su imagen, se irrita con facilidad, alucina, puede perder el apetito y se vuelve apático o paranoico.

La demencia senil es el deterioro mental

La demencia senil no es una enfermedad propiamente dicha, más bien es un deterioro paulatino de las capacidades mentales del paciente. Puede aparecer con el paso de los años y por sufrir otras patologías.

A diferencia del Alzheimer, una persona con demencia senil puede vivir más años. Se caracteriza por volver agresivos o gruñones a quienes la sufren, con ataques de rebeldía o ansiedad. Se ponen nerviosos, les cuesta combinar los movimientos musculares y dormir. Se vuelven inestables emocionalmente.

¿Es posible prevenir el Alzheimer y la demencia senil?

Aunque no existe cura ni forma de prevenirlas directamente, sí hay evidencias médicas de que una buena alimentación rica en antioxidantes, contenidos en frutas, semillas y verduras, ayudan en la prevención de la demencia senil y el Alzheimer. El ejercicio físico moderado y ser activo mentalmente (practicando la lectura, resolviendo crucigramas y problemas matemáticos) evitan su desarrollo.

También es positivo mantener una buena hidratación, ingiriendo varios vasos de agua, ya que eso favorece las conexiones entre las neuronas y evita que se “resequen”.

Tanto en el Alzheimer como en la demencia senil es importante que el paciente sea diagnosticado debidamente. El apoyo de la familia es crucial para garantizar a los enfermos la mejor calidad de vida posible.

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